Para acompañar la lectura.
Oligarquía en México
lunes, 29 de junio de 2015
La Oligarquía en América Latina, una pequeña Introducción.
Una vez que los países de América Latina se emanciparon del
yugo colonizador europeo, allá por los inicios del siglo XIX, a través de los distintos
procesos libertarios independentistas gestados a lo largo de todo el continente
latinoamericano, experimentaron un proceso político de total inestabilidad
política debido al vacío de poder que surgió inmediatamente que se obtuviera la
independencia, lo que dio lugar para el surgimiento del caudillaje militarista,
en sus inicios. Sin embargo, una vez reestructurado el Estado y alcanzada una
suerte de estabilidad política, surge un nuevo orden político caracterizado por
concentrar el poder en manos de unas pocas personas, es decir de una élite.
Esta élite se sostiene sobre la base de la posición de
dominio económico que tiene y/o del prestigio del linaje de sus miembros. Surge
así un sistema de gobierno denominado oligarquía que se extiende desde los años
1880 hasta la década de 1930 y, en algunos casos, hasta la década de 1960 (como
el caso de Perú).
Pero... ¿Qué es la Oligarquía?
Según el diccionario de la Real Academia Española, por
oligarquía se entiende como “gobierno de pocos”, “forma de gobierno en la cual
el poder supremo es ejercido por un reducido grupo de personas que pertenecen a
una misma clase social” y como el “conjunto de algunos poderosos negociantes
que se aúnan para que todos los negocios dependan de su arbitrio”.
Por nuestra parte, consideramos que la oligarquía como forma
gobierno será entendida mejor si la enfocamos desde la postura u óptica del
poder político. En efecto, si tomamos como punto de referencia el poder
político, diremos que la oligarquía no es otra cosa que una forma de gobierno
que es ejercida por un reducido número de sujetos que se cohesionan en función
a sus intereses económicos o sociales ya sea de clase, fracción o grupo
sociales o familiares para ejercer la dominación de la población de manera
exclusiva, es decir prescindiendo de la participación democrática de las
mayorías, a través del mecanismo oficial, como es el Estado; centralizando y
descentralizando el poder político en función a clientelismo y conveniencias;
copando el aparato estatal burocrático con funcionarios no según sus
capacidades sino en base a criterios discriminatorios como apellido, prestigio,
amistad, dinero, etc.
El Estado oligárquico Mexicano:
• Se presenta como una contradicción interna al definirse
como liberal y oligárquico a la vez. Se dice que en el ámbito de las relaciones
jurídico políticas, es liberal, defiende la igualdad política de los ciudadanos
y reconoce la libertad de pensamiento y de cultos. Concibe al individuo como el
principio rector de la sociedad mientras que el Estado debe limitarse a
garantizar y promover los intereses de los particulares. Adopta la forma de
República Democrática, Representativa y Federal; sin embargo, en la práctica
jamás fue democrática
• Se advierte una hegemonía de la fracción
liberal-terrateniente conformada por civiles y militares, identificados
ideológica y políticamente con el liberalismo. Este sector de la población,
aunque de orígenes modestos, como los abogados, los pequeños propietarios
rurales, los comerciantes de provincia, se ha transformado, en un grupo de
grandes terratenientes. Se diferencian de los demás señores de la tierra, por
su homogeneidad política e ideológica, por su organización nacional y por sus
propósitos transformadores.
• Se trata de un Estado liberal oligárquico.
Estado Oligárquico en México (1867-1914)
Tras la caída de la dominación española, el caciquismo, el
caudillismo y la extensión de las pautas oligárquicas, fueron expresiones
sociales que obtuvieron la dominación política del país. Por ello, el primer
momento de la vida independiente de México, conocido comúnmente con el nombre
de “periodo de anarquía”, contemplaba un Estado nacional que lo era sólo
formalmente, pues carecía de control efectivo sobre la población y el
territorio”. A este periodo político se
le denomina, Estado Liberal Oligárquico, (1867-1914) forma de gobierno que se
caracterizó por “una contradicción interna. Se trata de una combinación
eficiente de dos tendencias encadenadas, aunque encontradas. Por un lado, en el
plano de las relaciones jurídico-políticas, es liberal. (…) Por otro lado, en
el plano de las prácticas políticas imperantes, es oligárquico”. Es decir,
existía el predominio de estructuras sociales y políticas con matices
estamentales y raciales. Por ello, no existían los partidos políticos,
predominaban las formas de liderazgo político como el caciquismo y el
caudillismo y era común la explotación de los trabajadores, de maneras no
propiamente capitalistas, sin embargo, el estado liberal oligárquico, se
concibe como capitalista porque con la separación entre la sociedad y el
Estado, se expresa cierta autonomía, por otro lado, se presentó un ataque a las
corporaciones y se abrió la economía, también en este tiempo se dio la
organización de la hacienda pública, se creó un ejército y una burocracia. Sin
embargo, las libertades del liberalismo fundamentadas en la democracia fueron
ejercidas únicamente por algunos cuantos y con el paso del tiempo el grupo se
redujo aún más, provocando que el Estado fuera cada vez más autoritario. El
modo de producción era capitalista. En estas condiciones las ideas del
liberalismo jacobino de Juárez fueron remplazadas por las ideas positivistas,
promotoras del capitalismo. Bajo el marco
capitalista las dos principales clases sociales eran la burguesía y el
proletariado quienes formaban el grueso de la población. La burguesía se
encontraba dividida principalmente en dos grupos, por un lado estaban los
inversionistas extranjeros que habían llegado con la apertura de la economía y
la construcción de vías férreas que abrieron las puertas al imperialismo y por
otro lado, estaban los terratenientes que poseían vestigios patrimoniales
(hacendados tradicionales) o los que se
beneficiaron de las reformas agrarias y los privilegios políticos para adquirir
sus propiedades, que en la mayoría de los casos habían sido confiscadas a la
iglesia.( hacendados modernos). Inicialmente no se presentaron conflictos entre
los grupos que formaban el bloque de poder. Sin embargo, con el paso del tiempo
y tras las desventajas que se daban por el favoritismo del gobierno sobre
algunos, se presentó una gran inconformidad que finalmente provocó el desplome
del grupo que conformaba el bloque de poder. En este contexto socio-político se
dio el gobierno del General Porfirio Díaz.
El porfiriato y sus repercusiones sociales
Se ha dicho, que durante los primeros años del
porfiriato hubo estabilidad y un gran
crecimiento económico en la nación. Se construyeron, más de 19.000 kilómetros
de vías férreas con la inversión extranjera; el país quedó comunicado por la
red telegráfica; se realizaron inversiones de capital extranjero y se impulsó
la industria nacional. A partir de 1893 se sanearon las finanzas, se mejoró el
crédito nacional y se alcanzó gran confianza en el exterior.
El porfiriato se caracterizó por las ideas de Orden y
Progreso fundamentadas en el positivismo, pensamiento que años antes había
sido introducido en México por Gabino Barreda. La corriente positivista se
propagó con gran éxito porque por instrucciones de Benito Juárez, Barreda elaboró un programa educativo basado precisamente en este sistema filosófico.
“El positivismo se convirtió en el fundamento indispensable
para orientar la educación hacia el progreso, sólo así, se pensaba, se
cumpliría el ideal liberal de libertad científica. En diciembre de 1867 el
gobierno de Juárez expidió la Ley de Instrucción Pública, en la que se
reglamenta el carácter gratuito y obligatorio de la enseñanza elemental, con
base en la cual se funda la Escuela Nacional Preparatoria como la institución
más representativa de la nueva orientación de la educación”.
Pese a que las intenciones
de Juárez iban encaminadas a la
restauración del régimen republicano, un Estado laico y la educación pública
recobraba, el porfiriato distorsionó la
esencia de esta reforma y favoreció únicamente a unos cuantos. Se invirtió
en educación, pero, sólo en la educación de los jóvenes con poder
económico. El grueso de la población siguió padeciendo el analfabetismo. De esta manera la educación sufrió otro
estancamiento y “tenía el propósito fundamental de formar la burguesía
mexicana que se constituyó de individuos
cuyos conocimientos e ideologías los hacía de hecho los más viables conductores
de la economía del Estado”. Bajo el
marco positivista, se anteponían los
valores económicos ante cualquier otro. Se pensaba que “cuanto más ricos sean sus ciudadanos más progresará el
país” pero se olvidaron de que “el enriquecimiento exagerado de unos
(pocos) implicaba el empobrecimiento exagerado de otros (muchos)”.
Por otro lado, el Estado liberal oligárquico
durante el porfiriato, no concibió a la escuela como una verdadera institución
creadora de sentido para la población, sino que la convirtió en
parte de un aparato represor que a través de la educación creaba un
abismo profundo entre unas clases y otras.
Por otro lado, ciertamente durante el porfiriato se dio un gran crecimiento económico, sin
embargo, este no fue un verdadero desarrollo, ni económico, ni político y mucho
menos social. La mayor parte de las inversiones pertenecían a extranjeros, o a
empresarios que vivían con capital prestamos por los bancos, por tanto, sujetos
a movimientos que estaban totalmente fuera de su control.
Además del analfabetismo y la pobreza que vivía el pueblo
mexicano en el porfiriato, la estabilidad del país se había logrado de maneras
muy cuestionables; a pesar de la libertad de expresión adquirida recientemente,
se vivía una gran represión, porque las ideas contrarias al régimen, eran motivo
de fusilamiento.
En general, el liberalismo oligárquico de Porfirio Díaz, en
cuanto a lo social no fue bueno, aunque la burguesía de la época vivía en una
gran opulencia, recibían educación y gozaban de cierta seguridad, la mayor parte del país estaba sumido en
grandes desigualdades, casi todo de pueblo vivía en la ignorancia, en
condiciones insalubres, y en una extrema pobreza mientras que los burgueses
acrecentaban cada vez más sus bolsillos como resultado de los abusos a los
trabajadores. Todas estas molestias
sociales fueron a parar en la rebelión surgida el 20 de noviembre de 1910
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